13 de febrero de 2012

Capítulo 14.

¿Qué esperas para disfrutar?

Simplemente necesitamos algo de motivación puesto a que no he visto ninguna convicción. Solo mentiras y más contradicciones.


(Lo primero; pedimos perdón por no subir desde el treinta de Enero. Estamos muy ajetreadas e intentamos complaceros. Os queremos, no lo olvidéis. Disfrutar de la lectura)


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Emma.
Le sonreí y rápidamente le di un pequeño beso en los labios mientras saltaba de sus brazos. Sonreí de nuevo y él se quedó mirándome. Estiró una de sus piernas y la otra la subió doblándola. Colocó su brazo izquierdo encima de su pierna derecha, la cuál era la que estaba subida. Deslizó el dedo anular por sus sonrosados labios y sacudió la cabeza moviendo su cabello rubio mientras sonreía con una de las comisuras de su boca levantada.
-Derek: ¿Qué pasaría si te dijera que quiero que seas mía? -dijo mordiéndose el labio inferior.
Aguarde un segundo y acto seguido bajé la cabeza para que no pudiera ver mis mejillas ardientes y rojas. Moví el pie izquierdo fingiendo que tenía una mancha en el zapato. ¡Qué mal se me daba todo esto!
Subí la mirada y alcé mi mano derecha para coger la suya y elevarlo del suelo. La sostuve y lo conduje hasta la cocina de nuevo, como había echo hace unos minutos atrás. Agarró fuertemente mi mano y rápidamente colocó la otra mano que tenía libre en mi cuello, acariciándolo y haciendo que me estremeciera. Hice un puchero y puse cara de corderito. Él hizo lo mismo imitándome, lo que me hizo reír. Abrí la puerta de la cocina y Sarah se encontraba dentro. Sonrió al ver que sostenía la mano de Derek.
-Yo. Sa-Sarah, este es Derek. -dije señalando a mi nuevo futuro ¿novio? con la cabeza. Este se sintió incómodo. ¡Aquerosa timidez!
-Derek: Encantado. -dijo en apenas un susurro, al mismo tiempo tendiéndole la mano que se aposentaba en mi cuello y se la estrechó cariñosamente. 
-Yo: Bueno... Sarah, ¿no estabas empezando a colocar nuestra ropa de las maletas a los armarios?
Me miró frunciendo el ceño, confundida. Como vi que no entendía nada, subí las cejas y con una mirada fugaz señalé la puerta. No aguantó la carcajada y rió, pero poco después se tapó la boca con las dos manos y salió casi corriendo de la cocina para dejarnos solos a Derek y a mi. Caminamos hasta la pared donde se encontraba el paquete de levadura de repuesto.
-Yo: ¿Qué tal si volve...?
Me calló estampándome y colocando sus brazos apoyados en la pared a los lados de mi cabeza y dándome besos alrededor de toda mi cara, haciéndome que le suplicara que parara. Reía y reía sin parar, le seguí el rollo e intentaba escaparme de la pequeña jaula que había creado con su cuerpo a mi alrededor. 
Conseguí alcanzar mi propósito de salir de entre sus brazos y esta vez fui yo quien tomó el control del asunto. Acaricié sus pómulos y sostuve su rostro entre mis manos temblorosas. Le rogué que cerrara los ojos y contó hasta tres. "Uno" dijo por lo bajinis en mi oreja. Me coloqué lo más pegada a él posible, rozando todo su cuerpo y sus facciones se volvieron serias. "Dos". Colocó sus manos debajo de mi pelo. "Tres". Acaricié el pequeño lunar que se situaba a escasos milímetros de su boca y le di un beso. Subí rápidamente y acaricié sus labios con los míos. Poco a poco nos fuimos besando más rápido, cada vez más rápido y el ambiente se caldeaba. Hice que bajara la cabeza para que no tuviera que ponerme de puntillas para poder complacer nuestro deseo. Reímos mientras nos besábamos y cuidadosamente monté mis dedos sobre el pelo de su nuca. De repente, me cogió sin dificultad en peso y colocó sus manos en mi trasero para poder sostenerme. Un escalofrío corrió a la velocidad de la luz toda mi columna vertebral y me faltó el aire. Separamos nuestros labios, juntamos nuestras frentes y jadeantes, cogimos aire por la boca. Me bajó de sus brazos y los colocó alrededor de mis hombros. Me di la vuelta y rodeo mi cuello con ellos. Colocó su barbilla en la parte superior de mi cráneo y suspiró.
-Derek: ¿Esta es la primera vez que conoces a alguien en un mismo día, compartes tus sentimientos, cuentas tus tragedias, comprendéis vuestras desgracias y de repente os apreciáis y os besáis apasionadamente? Para mi por lo menos, sí.
-Yo: Tontorrón.
-Derek: ¿Qué pasaría si te dijera que quiero que seas mía? -volvió a preguntar.
-Yo: Buena cuestión. No pienso darte respuesta, creo que con todo lo que ha ocurrido esta tarde tienes que darte por satisfecho. 
-Derek: Boba, boba mía. -dijo mientras posaba sus labios en mi pelo.
Me deshice de sus brazos y le lancé la caja de levadura para que la abriera, ya que yo intenté abrirla antes y no lo conseguí. Nos pusimos manos a la obra con el trabajo que nos quedaba pendiente y cuando tuvimos la masa preparada sonó el teléfono. Derek, sin decir nada, fue hasta el y lo descolgó.

*Llamada*
-Derek: ¿Diga?
Se oyó una voz masculina detrás del aparato. El rostro de Derek cambió. Tendió el teléfono hacia mi dirección. Me preguntaba quien sería.
-Yo: Hola, soy Emma.
-Harry: ¡Cariño!
-Yo: ¡Hola cielo! Ahora mismo me pillas en mal momento, ¿te importaría si te pasara con Sarah? Bueno, olvídalo, mejor, llámala a su móvil.
Refunfuñó, pero la verdad, la idea de pasarle con Sarah no le desagrado mucho. Le di su número y se despidió. Me dijo un simple pero eficaz "te quiero" y una ligera sonrisa recorrió mi cara. Claramente, yo también le dije que le quería, pero no de la misma manera. Derek, en un solo día había echo que todas mis confuciones desaparecieran y haces de luces recorrieran mi ser. Corté y coloqué el teléfono en su sitio correspondiente. 
-Derek: ¿Quién era? ¿Tú hermano?
-Yo: Sí, podría decirse que sí. Hermanos hay pocos, y que te quieran con tanta fuerza menos. No compartimos la misma sangre, pero por él vendería mi alma.
Me pellizcó el hombro, me lanzó un beso fugaz y volvimos a nuestra labor. ¿La de pasar un buen rato juntos cocinando? No, la de disfrutar de lo que el destino nos ofreció.


Continuará.