13 de febrero de 2012

Capítulo 14.

¿Qué esperas para disfrutar?

Simplemente necesitamos algo de motivación puesto a que no he visto ninguna convicción. Solo mentiras y más contradicciones.


(Lo primero; pedimos perdón por no subir desde el treinta de Enero. Estamos muy ajetreadas e intentamos complaceros. Os queremos, no lo olvidéis. Disfrutar de la lectura)


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Emma.
Le sonreí y rápidamente le di un pequeño beso en los labios mientras saltaba de sus brazos. Sonreí de nuevo y él se quedó mirándome. Estiró una de sus piernas y la otra la subió doblándola. Colocó su brazo izquierdo encima de su pierna derecha, la cuál era la que estaba subida. Deslizó el dedo anular por sus sonrosados labios y sacudió la cabeza moviendo su cabello rubio mientras sonreía con una de las comisuras de su boca levantada.
-Derek: ¿Qué pasaría si te dijera que quiero que seas mía? -dijo mordiéndose el labio inferior.
Aguarde un segundo y acto seguido bajé la cabeza para que no pudiera ver mis mejillas ardientes y rojas. Moví el pie izquierdo fingiendo que tenía una mancha en el zapato. ¡Qué mal se me daba todo esto!
Subí la mirada y alcé mi mano derecha para coger la suya y elevarlo del suelo. La sostuve y lo conduje hasta la cocina de nuevo, como había echo hace unos minutos atrás. Agarró fuertemente mi mano y rápidamente colocó la otra mano que tenía libre en mi cuello, acariciándolo y haciendo que me estremeciera. Hice un puchero y puse cara de corderito. Él hizo lo mismo imitándome, lo que me hizo reír. Abrí la puerta de la cocina y Sarah se encontraba dentro. Sonrió al ver que sostenía la mano de Derek.
-Yo. Sa-Sarah, este es Derek. -dije señalando a mi nuevo futuro ¿novio? con la cabeza. Este se sintió incómodo. ¡Aquerosa timidez!
-Derek: Encantado. -dijo en apenas un susurro, al mismo tiempo tendiéndole la mano que se aposentaba en mi cuello y se la estrechó cariñosamente. 
-Yo: Bueno... Sarah, ¿no estabas empezando a colocar nuestra ropa de las maletas a los armarios?
Me miró frunciendo el ceño, confundida. Como vi que no entendía nada, subí las cejas y con una mirada fugaz señalé la puerta. No aguantó la carcajada y rió, pero poco después se tapó la boca con las dos manos y salió casi corriendo de la cocina para dejarnos solos a Derek y a mi. Caminamos hasta la pared donde se encontraba el paquete de levadura de repuesto.
-Yo: ¿Qué tal si volve...?
Me calló estampándome y colocando sus brazos apoyados en la pared a los lados de mi cabeza y dándome besos alrededor de toda mi cara, haciéndome que le suplicara que parara. Reía y reía sin parar, le seguí el rollo e intentaba escaparme de la pequeña jaula que había creado con su cuerpo a mi alrededor. 
Conseguí alcanzar mi propósito de salir de entre sus brazos y esta vez fui yo quien tomó el control del asunto. Acaricié sus pómulos y sostuve su rostro entre mis manos temblorosas. Le rogué que cerrara los ojos y contó hasta tres. "Uno" dijo por lo bajinis en mi oreja. Me coloqué lo más pegada a él posible, rozando todo su cuerpo y sus facciones se volvieron serias. "Dos". Colocó sus manos debajo de mi pelo. "Tres". Acaricié el pequeño lunar que se situaba a escasos milímetros de su boca y le di un beso. Subí rápidamente y acaricié sus labios con los míos. Poco a poco nos fuimos besando más rápido, cada vez más rápido y el ambiente se caldeaba. Hice que bajara la cabeza para que no tuviera que ponerme de puntillas para poder complacer nuestro deseo. Reímos mientras nos besábamos y cuidadosamente monté mis dedos sobre el pelo de su nuca. De repente, me cogió sin dificultad en peso y colocó sus manos en mi trasero para poder sostenerme. Un escalofrío corrió a la velocidad de la luz toda mi columna vertebral y me faltó el aire. Separamos nuestros labios, juntamos nuestras frentes y jadeantes, cogimos aire por la boca. Me bajó de sus brazos y los colocó alrededor de mis hombros. Me di la vuelta y rodeo mi cuello con ellos. Colocó su barbilla en la parte superior de mi cráneo y suspiró.
-Derek: ¿Esta es la primera vez que conoces a alguien en un mismo día, compartes tus sentimientos, cuentas tus tragedias, comprendéis vuestras desgracias y de repente os apreciáis y os besáis apasionadamente? Para mi por lo menos, sí.
-Yo: Tontorrón.
-Derek: ¿Qué pasaría si te dijera que quiero que seas mía? -volvió a preguntar.
-Yo: Buena cuestión. No pienso darte respuesta, creo que con todo lo que ha ocurrido esta tarde tienes que darte por satisfecho. 
-Derek: Boba, boba mía. -dijo mientras posaba sus labios en mi pelo.
Me deshice de sus brazos y le lancé la caja de levadura para que la abriera, ya que yo intenté abrirla antes y no lo conseguí. Nos pusimos manos a la obra con el trabajo que nos quedaba pendiente y cuando tuvimos la masa preparada sonó el teléfono. Derek, sin decir nada, fue hasta el y lo descolgó.

*Llamada*
-Derek: ¿Diga?
Se oyó una voz masculina detrás del aparato. El rostro de Derek cambió. Tendió el teléfono hacia mi dirección. Me preguntaba quien sería.
-Yo: Hola, soy Emma.
-Harry: ¡Cariño!
-Yo: ¡Hola cielo! Ahora mismo me pillas en mal momento, ¿te importaría si te pasara con Sarah? Bueno, olvídalo, mejor, llámala a su móvil.
Refunfuñó, pero la verdad, la idea de pasarle con Sarah no le desagrado mucho. Le di su número y se despidió. Me dijo un simple pero eficaz "te quiero" y una ligera sonrisa recorrió mi cara. Claramente, yo también le dije que le quería, pero no de la misma manera. Derek, en un solo día había echo que todas mis confuciones desaparecieran y haces de luces recorrieran mi ser. Corté y coloqué el teléfono en su sitio correspondiente. 
-Derek: ¿Quién era? ¿Tú hermano?
-Yo: Sí, podría decirse que sí. Hermanos hay pocos, y que te quieran con tanta fuerza menos. No compartimos la misma sangre, pero por él vendería mi alma.
Me pellizcó el hombro, me lanzó un beso fugaz y volvimos a nuestra labor. ¿La de pasar un buen rato juntos cocinando? No, la de disfrutar de lo que el destino nos ofreció.


Continuará.

28 de enero de 2012

Capítulo 13.

Sabe como a, ¿somos tal para cuál?

Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio.

(Lo primero de todo, pincha en este vídeo, escucha la canción mientras leas, espero que disfrutes. P.D: Reproduce tantas veces como te sea posible para acabar el capítulo junto a la música.)

Emma.
Me miró y no se lo pensó dos veces, es más, se abalanzó sobre mi. Deslizó sus delgados brazos alrededor de mi cuello, él verdaderamente quería achucharme, pero se contuvo por que creía que a lo mejor me retiraría, se le notaba. Respiró el olor de mi pelo y espiró. Toqueteó suavemente mi pelo con sus finos dedos y yo arrugué su ropa.
-Yo: Tengo una sorpresa, acompáñame.
No dijo nada, sonrió a medias y mientras me acompañaba a la cocina tarareaba "You're beautiful" de James Blunt.
Abrí la puerta de la cocina y rió. ¡Menudo desastre había montado para hacer la cena! Había intentado abrir la caja de levadura y con solo eso ya había desparramado la mitad de esta. Si es lo que yo digo, soy un desastre.
-Derek: ¿Qué es lo que pretendes? ¡Acabamos de conocernos y ya pretendes asesinarme!
-Yo: No seas bobo. Quería hacer la cena para no tener que estar cocinando más tarde, pero pensé que sería buena idea que me ayudaras para no tener que salir mañana, ya sabes, tenemos que instalar todo todo en el apartamento. -dije mientras señalaba con la cabeza la puerta de la cocina, donde se encontraba Sarah espiándonos mediante el pequeño cristal que se encontraba en la mitad de la puerta.
En realidad estaba mintiendo y había vuelto la cara para que no pudiera leer mi expresión, se me da muy mal mentir.
-Derek: Bueno pequeña chef, ¿qué querías preparar? No soy muy bueno cocinando, pero a lo mejor entre los dos sacamos algo de provecho. Ya sabes, dos mentes hacen más que una. -dijo sonrojándose.
Yo sonreía y le hablé sobre mi idea de hacer una tarta de chocolate ante la cual me miró sorprendido. A la propuesta de hacer espaguetis con atún le pareció genial. ¡le encantaban, igual qué a mi!
Mientras "hacíamos" los espaguetis volaban cosas. Reíamos y corríamos por toda la cocina mientras se oían gritos y gemidos. Me levantó varias veces en peso alejándome de él por que le intentaba coger la revancha cuando me lanzaba levadura, pero como siempre, perdí cuando intentaba luchar contra él.
-Yo: Con qué vas al Alpha College. ¿Qué planteas estudiar?
-Derek: Medicina. Me encantaría salvar vidas, sentir como centenares de personas me dan las gracias y me admiran sería como... Satisfactorio.
Su cara cambió de aspecto rápidamente.
-Derek: Bu-bueno, sería mejor q-que... ¡Qué demonios! Mejor sería contártelo ya, aunque no me gustaría espantarte, pero más vale una verdad dolorosa que una mentira piadosa. Tengo diabetes y mi madre murió hace un par de años de cáncer de pulmón. Intento olvidarlo. Hasta ahora vivía en casa de mi padre y de su nueva esposa, pero decidí transladarme y aquí estoy. Por eso quiero ser médico, sería como "un buen samaritano" y ayudaría a los demás entregando mi vida por mi propia felicidad y por la de los demás, no por el dinero en sí. Trabajaría duro con cada paciente. Vaya, justamente lo que no hicieron con mi mamá.
Se mostró, ¿frío? A lo mejor estaba intentando aparentar que no era nada fuerte, pero lo era. Había encontrado a alguien que me comprendía, sabía muy bien lo que era sufrir. Espera Emma, aguarda un segundo. ¿CÓMO PUEDES SER TAN EGOÍSTA? Quien podría ser tu mejor amigo, novio o lo que coño fuera a sufrido tanto o más que tú ¿y solo piensas qué quizás no volverías a estar sola nunca más?
-Derek: Quizás no debería de haberte contado esto. -dijo indignado al ver que no mostraba ningún sentimiento.
Se dio media vuelta y oí como inspiraba con irregularidad a causa de las lágrimas, mucosidad y resentimiento. Le miré fijamente, anduvo hasta la puerta de la cocina y dio un portazo. No sabía que hacer. Pasaron tres segundos.
Pum, pum, pum. No pensé, mi corazón actuaba por si solo. Corrí por casi toda la casa para poder alcanzarle y llegué hasta le puerta de la entrada de la casa. Estuvo a punto de cruzarla, pero conseguí pellizcarle el brazo izquierdo y más tarde se volteó. Unas diminutas lágrimas bajaron por sus bellos verdes ojos y rápidamente se las borré del rostro con unos besos. Le atraje hacia mi y le desabroché el primer botón de su camiseta a cuadros para que no se sintiera tan agobiado. Le volví a tirar hacia mi y lo abracé lo más dulcemente posible. Apoyé mi cabeza en su agitado pecho. Más tarde, su pulso disminuyó y el mío también, así relajándonos.
Estuvimos un buen rato abrazados hasta que llegó un momento que acabamos en el suelo acurrucándonos mutuamente. Él había expresado sus sentimientos, ahora me tocaba a mi. No soy la típica chica fría sin alma que solo piensa en sí misma, para mi los demás van antes que mi propio ser. Le susurré aquella horripilante historia ocurrida hace dos años y tres meses en aquella oscura tarde de primavera. 23 de Marzo. Era de noche. Hugo. Mi H. Le narré la misma historia que le había contado a Harry, la misma historia que le había contado a mis padres, la misma historia que le había contado a mis amigos. Empecé a sollozar y bajó su mirada hasta mi boca.
-Derek: Nadie merece tus lágrimas.
¡BANG! Era justamente lo que nos había dicho la madre de Sarah a ella y a mi. ¡BANG! Martillazo en el corazón. ¡BANG! Martillazo en mi alma.
Tímidamente, como siempre, tocó mi barbilla con los dedos índice y corazón de su mano derecha y se acercó a mi. 10 centímetros de distancia. 9. 8. 7. 6. 5. Mi respiración se corto y miré atentamente sus delicadas facciones con detenimiento. No me había dado cuenta que tenía unas pequeñas pecas en los pómulos. Acorté un par de milímetros. 4. 3. 2. Podíamos oír nuestros propios latidos. Llegó el momento, no había vuelta atrás. Tocamos ligeramente nuestros labios por una centésima de segundo y los separamos sin llegar a besarnos. Se creó un espacio entre nosotros. 1. Mi corazón actuó involuntariamente y me moví hasta el maravilloso lugar donde se encontraba su encantadora boca, sus piadosos labios me tentaban.
Hace dos horas pensaba en Harry. Hace dos horas pensaba en H. Hace dos horas pensaba en Liam. Hace dos horas pensaba en él. Ahora pienso en mi futuro.
1 centímetro nos alejaba. No aguantábamos más. 0. Fusión. Los dos nos sorprendimos de como nos abalanzamos uno sobre el otro después de tanta timidez y delicadeza. Sus labios eran suaves, muy muy suaves.  Me dejé ir, parecía que besándolo me desahogaba. Quitó sus dedos de mi rostro y posó sus manos en mi cintura, agarrando mi camiseta fuertemente, pero nunca sin llegar a tirar de ella. Parecía que a él le pasaba lo mismo, necesitaba mostrar su dolor y amor a la vez. Aún seguíamos acurrucados, eso le dio un toque muy especial. Acarició mi pelo, soltó mi blusa y finalmente llegó a su última y más deseada parada; mi cuello. Yo tiré de su espléndido cabello y posé mi mano izquierda en su nuca. Inspiramos a la vez y muy muy despacio finalmente nos separamos. Abrimos la boca exhalamos aire agitadamente, de forma irregular. Esta vez fue él quien cedió. Cariñosamente montó sus labios sobre los míos y los ojos de H invadieron mi mente. Era como una diapositiva privada, pasaban recuerdos y recuerdos en segundos. Dejé de sentir mi cuerpo en un momento y me separé bruscamente de Derek, mi Deredik, quien había empezado a sonreír mientras me besaba. Capté en sus ojos sinceros un preciado mensaje: me decía que confiara en él. No había besado a muchos chicos en la vida, pero este momento no se repetiría jamás. Nunca había ocurrido algo parecido en alguna cita, y menos en la primera. Siempre hay una primera vez, incluso para los amores de verano. Un momento, retiro lo dicho, incluso para los amores que parecen que durarán para siempre.


Continuará.

24 de enero de 2012

Capítulo 12.

Sin palabras. Si lo buscas, lo encuentras.

¿Alguien realmente comprende lo qué es la felicidad? Todos la poseemos, pero pocos lo sabemos.

Emma.
Me dirigía a la habitación después de devolverle el teléfono móvil a Sarah y pensé en cambiarme de camiseta. Bueno, a lo mejor de pantalones también. ¡Bah! Me cambiaría completa. Estaba un poco sudada por la carrera que me había echado para llegar a casa, la mirada de aquel encantador chico, la presencia de Liam... ¡HARTA, ESTOY HARTA DE DUDAS! Mientras iba de camino a nuestra habitación me apeteció darme una ducha, una ligera ducha. Necesitaba quitarme el estrés de encima. Me recogí el pelo en un moño muy estrafalario y me desnudé, tocando lentamente cada pequeño hematoma que rodeaba mi cuerpo. De un impulso, ¡zas! le pegué un puñetazo a la pared. Se me da mal olvidar los malos recuerdos, pero por otra parte me olvido fácilmente de los buenos, es un tanto extraño. Me introduje en el plato de ducha y me enjaboné. Lavé mi rostro muy muy lentamente, no me había dado cuenta del dolor que sentía al ejercer presión sobre la herida de la mejilla derecha. Otro puñetazo, y otro y otro. Unas lágrimas bajaron por mi cara, creo. Sentía que estaba llorando, pero no sé si lo estaba, con tanta agua en la cara no conseguía saberlo. Esperaba que no, o que si al menos estaba llorando, que fuera en silencio, bastante extrañada ya estaría Sarah al escuchar esos extraños ruidos y se preocuparía al oír esos malditos gemidos. Efectivamente, estaba llorando, lo descubrí al escuchar el pequeño gritito que emití. Me sentía una extraña en mi propio cuerpo. Me despierto después de vivir algo totalmente abrumador y traumatizante y nada más despertarme lo que me ocurren son problemas y mi cabeza se llena de confusiones. ¡Quién me lo iba a decir! Jabón, utilicé todo el que pude para eliminar las impurezas del maquillaje y salí de la ducha. Justamente cuando toqué el suelo con mi pie izquierdo escuché el timbre, aunque me extrañó por que dejé la puerta abierta para Derek (tal y como le indiqué en el mensaje). Mi cara se paralizó y de repente me salió una risa tonta. Me enrollé en una toalla y asomé la cabeza por la puerta del baño. Sarah me miró y se rió de mi horripilante cara. Le hice señas para que protegiera el campo de visión y me diera tiempo de salir corriendo hacía nuestra habitación para vestirme y de nuevo, tapar el moratón asqueroso con maquillaje. Corrí a tal velocidad que casi me llevé media pared por delante y por un segundo se me cayó la toalla, menuda vergüenza. Cuando entré en la habitación cerré con un portazo y no sé como, acabé como suelen acabar las actrices protagonistas en las típicas comedias amorosas: a pies de la puerta y sonriendo como una majara. Salté de la alegría y me tumbé en la cama. Abrí la maleta y saqué unos de los conjuntos más sencillos que tenía, no me iba a vestir de manera muy elegante para estar por casa, aunque tampoco iba a ir en chándal si un chico guapísimo iba a estar a mi alrededor. 



Saqué mi ropa interior y me la puse. Solté la toalla y la lancé en la cama, pero oí un sonido extraño, como el de un papel. Caminé hacia la cama, me senté y miré debajo de la toalla. La mitad de una cartulina se encontraba doblada y con una letra elegante y legible estaba escrito lo siguiente:

'Queridas Sarah y Emma.'
Mañana vendré a recogeros a primera hora de la mañana, en la puerta de vuestro portal. No llevéis dinero ni comida, ya de eso "nos encargamos nosotros"  Haremos de todo, os divertiréis mucho amores. ¡Sorpresas habrá sobre todo! 
Vuestro chico favorito, el sexy Harry.

¡Es verdad! No me acordaba, mañana iríamos a recorrernos toda Inglaterra en busca de aventuras. Me carcajeé y me tapé la boca, debía vestirme cuanto antes, Derek estaría esperando. Me introduje en aquellos cómodos pantalones, coloqué la camiseta sobre mis hombros descuidadamente y me senté en el tocador. Un rojo claro daba color a mis carnosos labios y coloqué un poco, solo un poco de maquillaje en la parte donde se encontraba el hematoma por que más tarde me echaría un poco de colorete. Necesitaba un poco de color, estaba bastante pálida por mis incansables batallitas. Esperaba que Derek consiguiera llevarse mi corazón y que despejara mi mente. Como dicen, después de la tormenta viene la calma. 
Salí de la habitación intentando pensar que era preciosa. Si lo piensas, seguramente lo aparentarás. No hace falta decir que no tengo mucha autoestima. Me moví el pelo haciendo que tuviera más volumen y empecé a tocármelo con nerviosismo. Sarah anduvo hacía mi dirección.
-Sarah: Que chico más mono, ¡mi Emma se ha echo mayor, ya tiene novio!
-Yo: Te la vas a cargar. Vete a nuestra habitación cariño -le dije poniendo los ojos en blanco.
Recorrí el largo pasillo y  un ángel vino a salvarme. Lo vi. Vi a Derek de espaldas. Llevaba al parecer, el pelo igual de perfecto que hace al menos una hora, solo se había cambiado de ropa, igual que yo. Eso me alegró. Se había arreglado, ¡todo lo contrarío qué yo! 
Tenía puesta una camiseta a cuadros verde oscuro (a juego con sus increíbles ojos y larguísimas pestañas), unos vaqueros ajustados azules claros, casi grises y unas Vans negras. Parecía nervioso, se toqueteaba aquel pelo rubio igual que yo hacía con el mío.
-Yo: Me alegra verte.
Dio una vuelta a la velocidad de la luz, tenía una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja.
-Derek: Yo y-o, esto-o, toma tu t-u teléfono y ¡hola! Estás muy guapa y-y... No sé que decir -dijo titubeando con mi monedero, móvil y demás posesiones en la mano-
-Yo: Me da igual todo, déjalo donde quieras. Tan sólo abrázame.

Continuará.

19 de enero de 2012

Capítulo 11.

                                    Eternamente confusa.


No voy a cambiar la forma en que me veo o de sentir para conformarme. Siempre estuve loco. Así que seré un loco toda mi vida y tengo que vivir con eso, tu sabes. Soy uno de esa gente.

Emma.
Me dirigí hasta Sarah, estaba muy extrañada. ¿Quién nos llamaría? Yo no le había dado nuestro teléfono a nadie, nos lo sabíamos solo nosotras dos y nuestros padres. Ni siquiera había conocido a nadie especial aquí para dárselo, a parte de Harry, claro.
Cogí el teléfono, estuvo a punto de caerse.
-Yo: ¿Di-diga?
-Individuo X: Hola, soy Derek, supongo que te acordarás de mi. Hace un rato estábamos hablando, pero de repente saliste corriendo y se te cayó el móvil y el monedero. Tenías el móvil encendido, así que he buscado en tu agenda el número de teléfono de tu casa, supuse que tenías. Me gustaría pedirte perdón por haber manipulado tu teléfono, pero, ¿sabes qué? creo que esto es solo una escusa. Vivo cerca de el Alpha College junto a dos amigos más y me preguntaba si, bueno, te apetecería dar un bonito paseo por el museo de la ciencia que se encuentra a una manzana de la universidad. Tú y yo. Cla-claro, si te apetece. Mañana me vendría perfecto, al rededor de las doce de la mañana, me gustaría hacer un picnik.
Se oía la respiración agitada de Derek, podía sentir que la adrenalina corría por sus venas. Abrí la boca, pero solo exhalé aire, nada más. Harry, Liam, H, Derek. Harry, Liam, H, Derek. Harry, Liam, H, Derek. Vueltas, vueltas, vueltas. Sus ojos, sus gestos, sus sonrisas. Sus voces, sus muecas. El tacto de sus manos al rozar las mías. ¿Cuatro chicos? Sentía algo por Harry, no sabía lo que era. No podía dejar escapar a un chico así, me trataba genial... Se preocupa demasiado, pero me parece muy dulce. Sus brazos, sus queridos brazos protectores que luchaban por mantenerme a salvo. Pero Sarah está de por medio, no quiero hacer sufrir a algunas de las personas más agradables del mundo. Liam, estoy segura de que se llamaba así. ¿Sabéis esa sensación que te recorre todo el cuerpo haciéndote sentir estúpida cuando un chico realmente apuesto te sonríe y tú después de eso te pasas horas contemplando la delicadeza de sus facciones? Realmente pienso que todo esto es estúpido. No creo que sea amor a primera vista, pero me sentí vacía cuando le miré. Sí, se podría decir que me sentía vacía. Necesitaba hablarle, me sentí atraída por él en sí, pero el lugar en el que estuvo durante tantos años H no lo ocupará nadie. ¿Y qué pasa con Derek? Podría ser el remedio contra mis confusiones y mis noches, tardes y días en vela entristecida cuando nadie puede comprenderme. Quizás podría salir bien nuestra relación. Podría ser como...¿mi novio? Ya estaba divagando.
-Derek: Emma, si no quieres me lo dices y ya está, me gustaría que no me dejaras con la palabra en la boca, ahora mismo me siento mal.
Me sobresalté.
-Yo: ¡Lo siento! Estaba fantaseando. Claro, podríamos salir un rato para divertirnos, me has parecido bastante educado y encantador. ¡Nos vemos mañana!
Corte en una milésima de segundo. Creo que fui un poco cortante, necesitaba pensar. Consultaría todo con la almohada. No quería utilizar a Derek, cuando hoy me vio parecía gustarle, me contemplaba de una manera muy dulce.
Me encontraba en un mundo totalmente diferente. Jugaba con los sentimientos de los demás y los demás jugaban con mis sentimientos.
Me dirigí al dormitorio, quería irme a dormir, ¡pero todavía no eran ni las doce de la mañana! Ya que estaba en la cocina decidí hacer un poco de comer; espaguetis con atún y una tarta de chocolate. Los espaguetis podría hacerlos, pero con lo torpe que soy yo seguramente no conseguiría seguir viviendo si intentara hacer una tarta de chocolate. Sarah sabía hacerlas, pero tenía una idea mejor. ¿Por qué no eliminar esas dudas que tanto me rondaban por la cabeza en medio minuto? Me acerqué al teléfono y busqué en la guía de llamadas desde que número habían llamado, pero me equivoqué. No me recordaba que Derek había llamado desde mi móvil, así que le pedí a Sarah el suyo para "mandarme un mensaje a mi misma".

'Dereck, me lo he pensado mejor. No sé si te gustaría pasar un rato en mi casa, para conocernos mejor. Mi casa se encuentra en una calle cercana de la universidad, en el único edificio naranja. Portal 2, piso tres, la puerta estará abierta. ¡Ven ya! (P.D: Este es el teléfono de mi mejor amiga, no llames).'

Enviar. No había vuelta atrás. Mejor llevar el dolor y la alegría de sopetón, no podía esperar hasta el próximo día para verlo. Harry, Liam, H, Derek. Este último estaría a mi lado en un segundo. Sus ojos verdes me abrumaban. En ellos podía ver la sinceridad, igual que en los de Harry, Liam y mi querido H. ¡BASTA YA! Deja de pensar en H, está muerto, nunca podrás besarle, nunca podrás abrazarle. Nunca podrás entregarte a él, nunca podréis formar una familia, nunca le verás otra vez. ¿Por qué me cuesta tanto asimilar que no lo tendré entre mis brazos? Créelo, metetelo en la cabeza. Borrón y cuenta nueva. He venido aquí para algo: cumplir mi sueño y convertirme en una persona totalmente diferente. He cambiado de casa, lengua y si es necesario, de vida.
Sufrir no está en mi lista de cosas de hacer.

Continuará.

1 de enero de 2012

Capítulo 10.

                                                    Triángulo.


          Por alguna estúpida razón siempre creemos que esto es para siempre.

Emma.
-Derek: ¿Estás ahí?-dijo mientras me miraba de una forma ahora muy distinta, como extrañado.
Por unos segundos me pareció perderme en aquellos ojos verdes oscuros, su mirada amable me hizo quedarme inmóvil y mi rodilla izquierda empezó a temblar.
-Yo: Sí, pero creo que es mejor que me vaya…
Salí corriendo, corrí lo más que pude, seguramente se me cayó algo por el camino. Creo que corrí por el estúpido echo de tener miedo, ya estaba lo suficientemente confusa con lo que sentía Harry para que ahora un tal Derek apareciera de esta manera en mi vida, supongo que no quería formar un triángulo amoroso, no quería romperle el corazón a Harry. ¡Un momento! ¿Dije romperle el corazón? Ilusa, un chico tan perfecto como Harry, no podía sufrir por una niñata de 18 años que no sabe cuidarse por si misma, además, lo acababa de conocer y había un 1% de que este chico fuera a la universidad igual que yo, ¡deja de fantasear Emma!
Me cansé de correr y anduve hasta llegar a el portal, estaba segura de que fuera ese, me había tomado la molestia de haber buscado nuestra nueva vivienda por Internet. Harry no se encontraba allí, a lo mejor había tardado demasiado en llegar y había tocado el timbre. Subí en el ascensor y entré a casa, divisé a lo lejos a Harry y Sarah sentados en el sofá.
Se les veía muy felices, nunca había visto a Sarah reírse con un chico de esa manera desde que H se murió.
-Harry: ¡Emma!
Que monada que era Harry, se dirigió hacia mí corriendo mientras abría los brazos.
-Yo: ¿Harry?
Cuando me dí cuenta estaba en los brazos de Harry, amaba la colonia que tenía puesta, no me había dado cuenta de que bien olía, me recordaba a los días de verano en el campo cuando apenas tenía ocho años.
-Sarah: Emma ¿por qué tardaste? Se me había olvidado decirte, ¡menudo susto nos distes ayer cielo!
-Yo: Si, gracias a ustedes estoy aquí, sonriendo, eso lo debo admitir.
-Harry: Ya te dije que no volvieras a decir eso.
-Yo: Todo es gracias a ustedes, todo es gracias a ustedes, ¡todo es gracias a ustedes!
-Harry: Está bien, tú te lo has ganado.
Me miró muy serio y me sacó la lengua. Me empezó a hacer cosquillas en el cuello, ese era mi punto débil, no pude aguantar y me empecé a reír como una loca desquiciada.
Oímos la pita de un coche y tocaron el portal, no sabíamos quien era, nadie más que nosotros tres sabíamos donde nos hospedábamos.
-Individuo X: ¿Harry? ¿Nos vamos? ¡Casanova! 
Miré hacia dónde estaba la voz, pero las lágrimas que había soltado de tanto reírme no me dejaron ver y más con la claridad que había, me sequé el rostro y cuando recuperé la visibilidad. Le vi.
Era un chico esbelto, casi de la misma altura de Harry, tenía el pelo ondulado, los ojos marrones y una encantadora mancha en el cuello.
-Harry: Liam, ven aquí que te presento a estas princesas. Está es Sarah. -dijo poniendo una cara un tanto graciosa.
-Sarah: Encantada de conocerte, me resultas familiar, supongo que te habré visto en algún lugar.
-Liam: Lo mismo digo, ¿si? Que extraño ¿no Harry? -dijo subiendo una ceja.
-Harry: No te hagas el tonto Liam, y bueno, esta es Emma. -dijo poniendo con una voz muy sexy y riéndose a la vez.
-Liam: Encantado Emma. -dijo tendiéndome la mano.
Su voz, era tan, tan, tan perfecta. Parecía todo un caballero.
-Yo: S-s-i si buen-o y-y yo...
No me salían las palabras, me volví totalmente tímida, ¡yo no era para nada así!
-Harry: Bueno chicas, Emma ya tiene mi número en la tarjeta que le dí anoche, llamadme para la visita guiada por Inglaterra que os prometí, yo me tengo que ir, se lo dije ayer a mi hermana.



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Sarah.
Vi como Harry se montaba en el coche, creo que empezaba a sentir algo muy fuerte por él, pero… ¿y si a Emma también le gusta? ¿Y si yo no le gustaba? No quería que pasará otra vez lo que ocurrió con H, lo mejor será olvidarme de él.
-Emma: Madre mía del amor hermoso, ¿viste a ese muchacho?
-Yo: Si si, claro...Quisiera preguntarte algo, voy a ser directa. ¿Te gusta Harry?
-Emma: Si te digo la verdad, no lo tengo claro. Estoy tan confusa…

-Yo: Entonces es lo que yo creía, te gusta. Es que es tan adorable, es prefecto, su pelo, sus ojos, su boca, su, su, su todo. -dije poniendo en blanco los ojos.
-Emma: ¡Sarah y Harry sentados en un árbol dándose besitos!
-Yo: Calla Emma, no seas tonta, te voy a pegar.
-Emma: ¡Sarah y Harry sentados en un árbol dándose besitos!
-Yo: Ajá ¿con qué esas tenemos eh? Ahora dime ¿qué te pareció el chico que le vino a buscar?
Noté como se le cortó la respiración, se notaba que se había colgado de aquel desconocido, pero ella aún no lo sabía. Era bastante mono, de el tipo de Emma, si era amigo de Harry sería buen chico y eso es lo que quiero para ella, un chico que no le haga sufrir.
Mientras tanto, sonó un teléfono, despistándonos de nuestras propias fantasías. Lo busqué, no lo había visto durante mi estancia ahí, estaba encima de la mesa de la cocina. No lo cogí a tiempo pero de todas formas volvió a sonar. ¡Quién sería, nadie tenía nuestro número, solo lo sabíamos Emma y yo!


*Llamada*

-Yo: ¿si?
-Individuo X: Perdona ¿está una tal Emma por ahí? No sé si me he equivocado al marcar.
-Yo: ¿Quién la llama?
-Individuo X: Dile que le llama Derek.


Coloqué el teléfono en la mesa y llamé a Emma, le dije que cogiera el teléfono un segundo.

Continuará.

Capítulo 9.

                                              ¿Flechazo?


                No sientas pena por los muertos, si no por lo vivos que no saben amar.


Emma.
Me sentía como un águila al batir las alas en alto vuelo. Conseguí mover los dedos, poco a poco los brazos y dominé todo lo que era la parte superior de mi cuerpo. Lentamente me levanté, era un nuevo día. La luz se colaba por las persianas de la ventana del dormitorio, hacía mucha claridad. Giré mi cara hacia la izquierda y encontré a mi dama en apuros durmiendo, era adorable. ¡Al fin! Conseguí dominar cada parte de mi cuerpo a la perfección, me sentía cómoda a pesar de saber y vivir todo lo ocurrido, jamás lo olvidaría. Me aparté el cabello de la cara y me froté levemente los ojos para quitarme un poco el sueño de encima. Seguía con la misma ropa de ayer, así que decidí ponerme un pijama muy pequeño, que Harry se encontrara en la habitación de al lado no significaba nada, ¡la comodidad ante todo! Me moría de hambre, es más, me sonaban las tripas. Salí de nuestro cuarto y me entré en el salón ¿y a quién me encontré? A Harry medio desnudo durmiendo en el sofá. Se le veía muy a gusto, yo no era nadie para que no se sintiera como en casa. Se me iban los ojos, tenía una piel clara y bastante bonita, ni demasiado seca ni demasiado grasa y ¡claro que sí! tenía ese músculo perfecto en forma de "V"  que se encuentra debajo de el ombligo que toda mujer busca. Aggggg, deja de mirarle Emma.
Abrí la nevera, ¡qué estúpida! no había nada, teníamos que hacer la compra, pero yo ya no saldría a algún sitio sola, ya no confiaba en nadie. Miré el reloj que había colgado en la pared, eran las nueve en punto, así que me fui al baño. Entré y me miré en el espejo de cuerpo entero que se encontraba al lado de la bañera. ¡Tenía un aspecto horrible! Tenía un hematoma en la mejilla derecha bastante grande y horripilante a parte de varios raspones por toda la parte derecha de mi cuerpo, concretamente en los brazos y piernas que eran todo lo que estaba expuesto el día de el accidente. Peiné cuidadosamente mi pelo y me maquillé intentando ocultar el moratón y lo conseguí, solo se notaba por algunas partes pero nadie se daría cuenta, creo. No estaba increíble, pero si decente, pasaría desapercibido. Cogí lo primero que encontré, algo cómodo pero moderno y elegante. También cogí mi pequeño monedero y mi bolso para poder hacer la compra.


Llamé cuidadosamente a Harry, pero no me escuchó. Lentamente anduve hacia él y le acaricié el pecho y abrió los ojos. Me lanzó una cálida sonrisa, parecía alegrarse de que estuviera bien y que hubiera despertado con tan buen humor y tan buen aspecto, aunque lo último había sido gracias a el maquillaje. 
-Harry: Hola preciosa, ¿estás bien?
-Yo: Claro que sí, gracias a ti.
-Harry: No seas boba.
-Yo: Harry, retira lo que acabas de decir, si tú no hubieras estado allí en ese momento, ya sabes lo que hubiera pasado. Piensa en Sarah, piensa en como se sentiría y más después de lo de H.
-Harry: ¿H?
-Yo: Hugo, le llamamos H, no tenemos la fuerza necesaria para llamarlo por su nombre, escuché todo lo que hablasteis ayer. -mi voz se fue apagando poco a poco, un gran vacío me engulló.
-Harry: Mi más sentido pésame, sé que el mes que viene sería su decimoctavo cumpleaños.
-Yo: ¿Tengo la confianza suficiente para contarte una cosa?
-Harry: ¡Por supuesto princesa! -se incorporó rápidamente.
-Yo: Yo, yo... Yo estaba enamorada de H. Sarah lo sabía, por eso no quería tener nada que ver con H, pero no podía. Se conocían desde que eran pequeños, no se podían resistir el uno a el otro. Cuando me enteré de la noticia de su accidente, pues me derrumbé, odié a Sarah durante mucho tiempo, creía que por su culpa el amor de mi vida había desaparecido. Todavía llevo ese rencor en mi corazón, aunque sé que no puedo hacer nada para que vuelva. Quiero a Sarah por encima de todo, pero sigo pensando que si ella no le hubiera besado, él seguiría aquí, quizás junto a mi. Sé que lo hizo por pena, pero da igual, soy estúpida.
-Harry: No tienes por que sentirte mal, Sarah me contó todo lo ocurrido en aquella lejana tarde de primavera. Le besó por que él lo deseó y ella no tuvo otra opción. Era hacer feliz a una persona que ocupaba un gran lugar dentro de ella o hacerle desdichado durante un largo plazo, ¿tú que hubieras echo? Ponte en su lugar, ella piensa que Hugo debería ser el que estuviera aquí y ella no, no quiere seguir viviendo con ese recuerdo en su mente.
Una lágrima recorrió mi rostro y se ancló en la comisura de mis labios. La suave mano de Harry me la quitó y me dio un fuerte abrazo que me hizo formar una pequeña sonrisa. Le invité a ir a hacer la compra y él acepto, le hizo gracia por que parecería mi guardaespaldas. Me levante con suavemente y dejé que Harry se vistiera.
Bajamos hasta el portal y nos subimos a un taxi ya que ninguno de los dos teníamos coche, es más, el todavía no se había sacado el carnet de conducir. Harry le dijo a el taxista que nos condujera a el supermercado más cercano y así lo hizo. Durante el trayecto puso la radio y sonó una de mis canciones favoritas.
Me llené de melancolía mientras la cantaba, me recordaba aquellos momentos en los que solo éramos Sarah, Hugo y yo.
Harry me cogió de la mano y le dio un beso y con unos ojos sinceros me dijo que nunca dejaría que me pasara nada, a partir de ahora iba a ser parte de mi vida. Me había salvado el pellejo una vez y lo seguiría haciendo hasta que la muerte nos separara. No sabía que decir, así que lo único que hice fue agarrar fuertemente su mano y deslizar rítmicamente mi pulgar hacia arriba y abajo. 
Fue la compra más divertida de mi vida, compramos millones golosinas y corríamos por los pasillos subidos en los carritos de la compra y reíamos sin parar. Me escapé varias veces de la mirada de Harry y me escondía detrás en los estantes de comida pero él siempre me encontraba y me cogía en peso como si fuera una niña pequeña. Me sentía bastante bien. Fuimos a pagar y la cajera nos miró bastante mal, nos hizo mucha gracia y no pudimos ocultar alguna que otra risita.
Fuimos a desayunar a un bar, nos tomamos un zumo de granada y naranja junto a unas tostadas con mantequilla y varías carcajadas.
Fuimos caminando hacia nuestro piso, pero decidí pararme un segundo a contemplar la universidad, era preciosa. Le ofrecí a Harry seguir caminando, que me esperara en el portal de nuestra casa, quería ir sola para poner en orden mis pensamientos. ¿Me atraía Harry o no me atraía? 
Levanté la mirada, había un chico con el pelo rubio arreglado y con un largo perfecto me miraba  tímidamente. Le sonreí y le salude, no me daba vergüenza. Podía tener mi edad, un año más, un año menos.
Parecía estar observando el campus como yo. Me acerqué a él, se ruborizó. Era muy mono, tenía los ojos verdes oscuros y muy grandes.
-Yo: Hola, me llamo Emma, no me sacabas el ojo de encima -dije sin descaro mientras le tendía mi mano izquierda.
-Individuo X: Ho-ho-hola, me llamo Deredik, pero las chicas tan guapas como tú me pueden llamar Derek. -dijo mientras me estrechaba la mano y bajaba la mirada tímidamente.
Parecía nervioso y muy simpático, tenía unos pómulos preciosos. Debía ser un buen chico, esto podría ser el comienzo de una nueva amistad, ojalá tuvieran una beca en el Alpha College, podríamos ir juntos a clase.
¿Por qué estoy empezando a fantasear? A veces es bueno, pero otras no tanto.

Continuará.

30 de diciembre de 2011

Capítulo 8.

                                          Recuérdame.


     "Soy una chica rebelde y con carácter, si fuera débil me manejarías a tu antojo"      


Sarah.
Seguí corriendo hasta que me estampé contra la puerta de mi nueva vivienda, menos mal que al menos sabía que número de puerta era, los vecinos se hubieran extrañado si hubiera intentado abrir sus puertas.
No pude contener las lágrimas, lloré y lloré y me sentí desdichada. Me sentía tan angustiada que acabé cayéndome al suelo. Harry aceleró el paso y me alcanzó. Colocó a Emma en el suelo y se sentó a mi lado, rodeándome con sus brazos protectores. Me acurruqué sobre su cuerpo mientras deslizaba su mano derecha por mi espalda, arriba y abajo, arriba y abajo. 
-Harry: No quiero que estés mal, si he hecho algo que no debería de realizado, pues lo siento, lo siento mucho.
-Yo: No, no has hecho nada. -dije entre sollozos- Me has recordado un mal que se encontraba muy dentro de mi.
-Harry: ¿Te gustaría contarme lo qué te ocurre?
Levanté la mirada mientras Harry me limpiaba un poco las mejillas y los párpados, emborronados por el maquillaje y mis malditas lágrimas.
-Sarah: Vale, es un poco largo. Todo ocurrió hace dos años, cuando yo tenía 16. Tenía el mejor amigo de el mundo, tenía la misma edad que yo, el día 15 de el mes que viene cumpliría 18 años, se llamaba Hugo. Tenía el pelo rizado como tú y ojos marrones, era un cielo de persona. Nos conocíamos desde que éramos muy pequeños, siempre estuvimos juntos, me apoyaba en todo y me ayudaba cuando lo necesitaba, él era el que llenaba de alegría mi penumbra. Con el paso de los años nuestra amistad creció y creció. Un día fui a  acompañarle a un partido de baloncesto en el que él jugaba. Duró 1 hora y media, fue la última hora y media que le vi reír. Ese día fue un 23 de Marzo de 2009, el mismo día en que me confesó que llevaba años enamorado de mi. Al acabar el partido dimos un paseo y me compró un helado de chocolate, vainilla y nueces y nos sentamos en un banco que había en un parque cerca de mi casa. 
"Sarah, sonará raro, pero quiero que me dejes terminar de hablar, déjame sonreír, ¿vale? Definitivamente, creo que estoy enamorado de ti. No sé por qué, no sé si eso que siento dentro de mi cuerpo es amor, es alegría lo que siento cuando estoy junto a ti o yo que sé que es, pero ten por seguro que te quiero. Eres la única persona que me comprende cuando quiero desaparecer de el mundo. ¿Quién es la persona que me completa? Sarah, cómo no. He querido decirte cuanto te quiero hoy por que no sé si habrá un mañana, un pasado u otro año en el que esconder mis sentimientos. Gracias a ti me siento como un águila, libre. Repito, te quiero y eso nunca cambiará" 
Eso fue todo lo que me dijo Hugo aquella tarde de primavera. ¿Qué hubieras hecho o dicho tú? Me besó y me dejé llevar, aunque no debería de haberlo echo, por culpa de un estúpido beso se ha ido. Estaba tan emocionado por haberme contado lo que sentía que esa noche se fue de fiesta, bebió y bebió y bebió y se metió en una pelea... el resto creo que ya lo sabes, ¿no es así?
Harry me acariciaba y me escuchaba atentamente, me sentía muy a gusto a su lado. Estuvimos un buen rato ahí, acurrucados. Recuperé la respiración, noté como mis pulmones se llenaban ligeramente de aire sin tanto esfuerzo a causa de aquel triste recuerdo. Ahora os preguntaréis, ¿por qué lloré? Harry se asimilaba a Hugo, tanto por fuera como por dentro, y al ver que Harry se acercaba más de lo que debía a mi, pues... me recordó a él, a el que siempre será mi mejor amigo. Mantenía ese recuerdo anclado en mi corazón, muy muy en el fondo y no iba a salir jamás. Había conseguido llevar una vida como la de antes a el accidente, saliendo con mis amigas y disfrutando, pero nunca iba a pasar algún día sin recordad a aquella persona que tanto me importó.
Pasaron minutos y minutos y más malditos minutos hasta que volví a la calma. Me levanté e hice como si no hubiera pasado nada, pero Harry mantenía en los ojos un brillo un tanto peculiar, creo que le entristecía verme así. Abrió la puerta de mi nueva vivienda por que yo no tenía fuerzas en ese mismo momento, a continuación conduje las maletas hasta nuestra habitación, la de Emma y la mía. Solo había una cama de matrimonio, supuse que a Emma no le importaría dormir conmigo. La casa era perfecta en sus justas medidas, dos baños, una cocina, un salón, un balcón y un dormitorio. Harry y yo, agotados y aburridos nos sentamos y vimos la televisión, MTV, cómo no, pero antes dejamos a Emma en nuestra cama para que cuando se despertará se sintiera cómoda.


_______________________________________________________________________


Emma.
Escuché susurros lejos de mi, provenían de Harry y Sarah, parecían reírse. Supongo que se llevan muy bien. En verdad, Harry es totalmente adorable por involucrarse tanto en esto, si no fuera por él yo estaría en un paradero desconocido o quizás, siendo sincera, muerta. Gracias a él Sarah sigue cuerda, si yo no estuviera aquí ahora mismo ella... No sé lo que haría, ya tuvo bastante con H.
Me encontré a mi misma en aquel desconocido cuerpo, sentí que me iba estirando poco a poco e iba tomado el control de lo que hacía y conseguí abrir los ojos. Me sentía feliz a pesar de todo, parecía que me había topado con la persona perfecta en Inglaterra. De repente, oí un grito de Sarah, Harry la mandó a callar silenciosamente, no querían que me despertara sin yo quererlo y volvieron a cuchichear algo que no conseguí entender, empezaron a carcajearse.
Una diminuta sonrisa iluminó mi casado rostro.




Continuará.

28 de diciembre de 2011

Capítulo 7.

                                          Con luz propia.

       Persigue tu sueño. Trabaja duro, inspira y sé inspirado. - Nathan Sykes.

Sarah.
Nos despedimos de Gemma cuando la madre de Harry vino a recogerla y entramos al vehículo.
-Yo: No pregunte por esto -le dije al taxista mientras señalaba a Emma-
-Taxista: ¿A donde chicos? -miró hacia atrás preocupado.
Abrí mucho los ojos, ya le había dicho a Harry que no sabía donde vivía, solo había visto y descargado la foto de el apartamento y de sus alrededores por Internet, así que decidí sacar mi BlackBerry y enseñarle la foto de la calle en donde nos hospedábamos.
Harry la miró atentamente y le dijo un nombre muy raro y largo al taxista, sería el nombre de la calle o la urbanización, lo supuse aunque no me había molestado en leer y buscar en algún mapa nuestro piso, que alborotada soy.
Durante todo el viaje estuvimos muy callados, solo se escuchaban nuestras respiraciones y el sonido de la radio, sonó una canción que me gustaba mucho, era "Love love" de Take That y la tarareé, Harry se unió a mi concierto y cantó conmigo, tenía una voz muy bonita, se lo comenté y me dio un fuerte abrazo.
-Harry: Hablando en serio, ¿no os importa, de verdad, que me quede con vosotras hasta mañana por la mañana? Tú sola no podrás cuidar de Emma y deshacer las maletas, colocar las cosas, comprar comida para llenar la despensa y demás, me encantaría ayudaros, estoy involucrado en esto, si Emma no se hubiera parado a hablar conmigo cuando cogió su gorro, aquel pervertido no la hubiera pegado. ¡Mira su cara! Le sangran la herida de la mejilla, aquel hombre osó pegar a una adorable muchacha que era la mitad que él, ¡ahora mismo podría dar la vuelta y buscarlo!
-Yo: Harry, no vale perder el tiempo con gente tan indeseable, déjalo por favor. Por cierto, me llamo Sarah, ha sido un placer conocerte, hemos tenido suerte de que hayas sido tú quien nos ha ayudado y hayas sido tú con quien Sarah se topó en la pista de aterrizaje, no podría imaginar lo que hubiera pasado si ella se hubiera topado con aquel hombre antes...
Mi voz se ahogó, no podría emitir nada, me sentía vacía y se veía en mi cara paralizada, se me iba a salir el corazón por la garganta.
Llegamos a nuestra vivienda en un periquete, no estaba muy lejos de allí, quizás unos veinte minutos de duración tuvo el trayecto. Nos bajamos de el coche dejando a Emma sentada en uno de los asientos de atrás para que no tuviéramos problema alguno al intentar sacarla. Ayudé a Harry a cogerla en brazos, pero antes él me había ayudado a sacar todas las maletas de el coche. Intentamos por todas las maneras posibles llegar los dos a salvo a nuestro piso con Emma en brazos. Abrimos el portal de el edificio en donde se encontraba mi nueva vivienda y entramos en el ascensor, pulsé el número 3.
Harry posó una atenta mirada en mi, hice como si no me hubiera dado cuenta de que no me sacaba los ojos de encima, así que empecé a tararear. Harry se carcajeó de mi por fingir tan mal, la verdad, se me da muy mal mentir, igual que a Emma. El ascensor iba realmente lento a decir verdad. Disimuladamente lo miré por el rabillo de el ojo y lo volví a pillar mirándome fijamente con aquellos claros ojos, me sonrío y miro mis labios. Me sonrojé, volteé mi cara hacia el lado opuesto de donde se encontraba él y empecé a peinar mis preciados rulos. Se acercó más a mi, poniendo la escusa de que si Emma se despertaría en ese mismo momento, él tendría espacio para poder colocarla en el suelo por el otro lado del ascensor. Se acercó, se acercó y se acercó más a mi. "Tienes un pelo increíble, son unos rulos parecidos a los míos, muy monos" dijo con amabilidad. Siguió mirando mis labios y se apartó un poco de mi al observar que la tristeza recorría mi rostro en aquel bonito momento.

*Flashback*
-Mamá: Sarah, la comida está lista.
-Yo: No quiero comer.
-Mamá: Cariño, come.
-Yo: ¡HE DICHO QUE NO! -grite engullida en lágrimas.
-Mamá: Esto me está empezando a preocupar. Tienes amigos que te ayudan, pero no te das cuenta, ¿desde cuándo no vas a casa de Emma, o de Valentina? No comes, no te diviertes como hacen las chicas de tu edad y no sales de tu habitación si no es necesario, ¿necesitas algún tipo de ayuda?
-Yo: ¿Qué ayuda, pretendes que asista a unas reuniones innecesarias con el loquero, quieres eso?
-Mamá: No digo, solo te digo que lo pasado pasado está, nadie merece tus lágrimas, ¡él nunca volverá, no lo sigas esperando!
-Yo: Yo no espero a nada ni a nadie, no tienes corazón.
-Mamá: ¿Ah, sí?
-Yo: La semana pasada hicieron 3 meses de el accidente.
-Mamá: Lo siento mucho, pero no puedo permitir que mi hija no viva, para mi estás muerta, te arrastras sobre tu propia asquerosa vida y no sabes apreciar lo que tienes ahora.
-Yo: ¡CÁLLATE, NADIE SE MERECE MIS LÁGRIMAS, YA LO SÉ!
*Fin de el flashback*


De repente, una lágrima bajó hasta la comisura de mis labios y se abrió la puerta de el ascensor. Salí corriendo de allí con nuestras maletas, dejando a Harry y a Emma atrás, no quería que Harry viera en que penumbra vivo. Sentí que él caminaba detrás de mi lo más rápido que podía, pero con Emma en los brazos no podía, no sé pro que pero eso me hizo sentirme realmente bien, las penas solo las entienden las que las sufren, nadie más, por eso salí corriendo de aquel extraño lugar, no quería que me preguntara que me pasaba.


"Aunque te reveles contra todo y todos, siempre habrá algún que otro infeliz que seguirá perjudicando y haciendo desgraciada tu vida."


Continuará.

27 de diciembre de 2011

Capítulo 6.

    Asuntos repentinos.

           ¿A quién le importa lo que yo haga? ¿A quién le  importa lo que yo diga?
                           Yo soy así, y así seguiré, nunca cambiaré. 

Emma.
Me dirigí a la puerta principal para reencontrarme con Sarah, pero sentí que alguien me agarró del brazo haciendo que me diera la vuelta.
¡Harry! - dije antes de poder ver la cara de aquel individuó que me apretaba fuertemente el brazo-
-Individuo X: Va a ser que no señorita.
Posé mis ojos en un señor bastante mayor, podía tener de treinta y cinco a cuarenta años y un poco más, muy alto, incluso más que yo y parecía ser que tenía mucha masa muscular, eso o estaba ligeramente gordo. Me miraba de una forma un tanto rara y yo, sinceramente, tenía mucho miedo, no entendía por que un hombre que ni siquiera era un encargado de cuidar por la seguridad de los demás me sujetaba con tanta firmeza el brazo izquierdo.
-Yo: ¿Se puede saber qué quieres? Me gustaría que me soltaras el puñetero brazo, ¿te parece bien?
-Individuo X: A ti.
Lo entendí todo. Estábamos solos en la pista de aterrizaje, rodeados de aviones, pero sin ningún ser humano alrededor. Recorrí con la mirada todo mi campo de visión buscando a aquel chico que al parecer se llamaba Harry, pero no estaba, ¡era imposible que en 30 segundos hubiera desaparecido! Tampoco entendía por que no habían más personas allí presentes, a lo mejor había pasado demasiado tiempo charlando con aquel chico tan encantador
Aquel hombre, bueno, si se le podía llamar hombre, más bien pervertido me comía con la mirada. Me miraba de una forma que había visto ya en bastantes hombres cada vez que Sarah y yo andábamos alrededor de ellos, solía encontrar ese brillo en los ojos de personas mayores desde que había pegado el estirón hace cuatro años atrás.
-Yo: Más vale que me sueltes si no quieres meterte en problemas, me estoy empezando a cabrear.
-Individuo X: Y si no te suelto, ¿qué? -sonrió de forma picarona.
-Yo: Te pegaré un bolsazo y lo recordarás para toda tu miserable vida.
Me abofeteó y eso fue lo último que sentí en alguna parte de mi cuerpo. Me caí de cabeza al asfalto y sentí el frío suelo en mi mejilla derecha, pero de pronto escuché un estruendo sonido, varias personas corriendo rápidamente hacía mi posición y otras alejándose, era un alboroto.
Todo esto era un tanto extraño, no podía moverme pero podía sentir y escuchar todo lo que ocurría a mi alrededor.
"Quédate ahí, ¿vale? Hazlo por mi, corre, dirígete a la parte de el aeropuerto donde se encuentran los taxis y pregunta por la amiga de una tal Emma."
Unas suaves manos recorrieron mi vientre encontrando un punto de apoyo para poder sujetarme firmemente. Me levantaron en peso, me sentía estúpida y gorda. Me movía hacia arriba y abajo, arriba, abajo, arriba, abajo. Me acariciaron dulcemente el pelo.
"Ya estás bien princesa" -dijo una amable voz, era la de Harry, seguramente estaba escondido o estaba esperando a que yo me fuera para que no me pasara nada durante el camino hacía el taxi con Sarah, no sé como pero nada más verme supo que soy una de las personas más patosas del mundo.
Escuche gritos, seguramente provenían de Sarah, se preguntaba que me ocurría y por que estaba así, si Harry era el culpable de que estuviera inconsciente.
-Sarah: No sabemos donde está ubicado nuestro apartamento y no puedo ir por la calle con Emma así de mal. -dijo entre sollozos.
-Harry: No creo que esté así más de una hora, se ha dado muy fuertemente en la cabeza. Gemma, ¿podrías llamar a mamá para que te viniera a recoger aquí en quince minutos? Yo me iré con esta princesa y Emma a su apartamento y mañana regresaré a casa a primera hora de la mañana, ¿vale? Explícale todo lo ocurrido y que yo estoy bien, que no tiene por que preocuparse de nada.
Unos labios fríos y carnosos presionaron ligeramente mi frente y me sentaron en un vehículo, este se puso en marcha camino hacía la felicidad y mi apartamento, claro.


Continuará.

24 de diciembre de 2011

Capítulo 5.

                                         Vales la pena.


                   "Las estrellas están ahí, solo tienes que mirarlas" - Kurt Cobain


Emma.
Me desperté por una sensación de agitamiento enorme que interrumpía mi fantástico sueño. Aquel chico, parecía perfecto... Me recordaba a alguien. ¿Sabes de lo qué te estoy hablando? Si, a ti también te ha pasado eso y es muy frustrante no recordar a alguien.
Sarah estaba despierta, supuse que no durmió más de una hora y media por que no tenía cara de sueño, incluso ni siquiera un rasgo mínimo de agotamiento. La encontré dándome la espalda, mirando hacia la ventanilla.
-Yo: ¿Qué tal el viaje?
-Sarah: Pues bien supongo, si no incluyo que has estado más de tres cuartos de hora susurrando cosas como que gracias a no sé quien eras tú misma y unas cuantas mariconadas más, ¿en qué estarías soñando cariño?
-Yo: Mejor no lo sepas. ¿Estamos aterrizando o era una maldita turbulencia?
-Sarah: ¡Estamos aterrizando! Gran Bretaña es verdaderamente increíble, preciosa, que pena que no pudiste ver el mar al atardecer.
-Yo: Si, claro...
Esperamos a que alguna de las azafatas nos diera permiso para levantarnos y bajar por las escaleras, estaba realmente impaciente por bajarme del avión y contemplar mi nuevo hogar.
Empujé a Sarah cuando se levantó e intentó salir antes que yo de allí, haciendo que se cayera en su asiento, le saqué la lengua, cogí mi equipaje de mano y salí corriendo por aquel pasillo tan largo, tuve suerte y jugué bien mi táctica. Fui la primera en salir del avión, tropezándome de nuevo en la barra de las escaleras. Una fresca brisa me despeinó e hizo que saliera volado mi gorro de lana color crema que me había puesto en el avión para que mientras durmiera no se me despeinaran los rizos de la parte superior de la cabeza.
Corrí y corrí detrás de el hasta que lo alcancé y tiré mi pequeño bolso de Essence al suelo y cogí el gorro a los que parecían ser los pies de un hombre, quizás de un joven.
-Desconocido: ¿Pero que ...?
-Yo: Oh, lo siento, mi gorro quería dar una excursión por las pistas del London City Airport y quiso terminar su viaje a tus pies.
-Desconocido: En ese caso, siento haber reaccionado de una manera extraña, pensaba que me ibas a robar o que eras una fan... una psicópata loca suelta.
Subió su mano izquierda y me peino un poco el fleco y los rulos que me había hecho Sarah en la parte superior del cráneo. Que confianzas tenía este muchacho.
-Yo: Ah, ya entiendo por que dices lo de psicópata, ¿tan mal estoy?
-Desconocido: Ahora que te he peinado, no. Tienes un pelo muy bonito con un tacto muy suave y un color muy difícil de encontrar, precioso en resumidas cuentas.
-Yo: Muchísimas gracias, supongo.
Nos levantamos lentamente del suelo, ya que él se había agachado para poder peinarme. Me sonrió muy amable, tenía unos dientes perfectos, parecía que había llevado bastantes años brakets, pero si no los había llevado ¡era maravilloso este chico!
-Desconocido: ¿Qué te trae por aquí? -dijo con voz sexy-
-Yo: Venimos mi mejor amiga y yo a la universidad, acabamos de aterrizar, ¿tú?
-Desconocido: Venía a buscar a mi hermana mayor, se había ido a Italia con unas amigas.
-Yo. Espero que se lo haya pasado muy bien en su estancia allí, pero ahora, ya sabes -dije con cara de niña buena y subiendo la mano derecha con el puño cerrado, excepto el dedo pulgar que señalaba hacía atrás- debería volver a buscar a mi dama en apuros, ahora mismo la podría estar atacando una psicópata loca suelta en busca de algún que otro gorro. Ha sido un placer hablar contigo.
-Desconocido: Igualmente. Sé que es un poco rápido, pero toma mi tarjeta. Si quieres que alguien os haga una guía turística por Inglaterra por el módico precio de un helado de chocolate y un gorro parecido al tuyo, aquí estoy. -dijo animado.
Hablamos un rato más, para mi corto, en su compañía era muy entretenido.
-Yo: Que simpático, gracias por todo. Por cierto, me llamo Emma.
Le dejé con la palabra en la boca a aquel chico tan guapo, me dí la vuelta, me agaché y cogí mi bolso. Llamé a Sarah, ella se encontraba en la puerta principal de el aeropuerto, ya con nuestras maletas y un taxi. La que me iba a caer cuando me volviera a reunir con ella. Sarah es muy loca y simpática, pero cuando se enfada parece Chuk Norris en acción. Esperaba que no se enfadara mucho conmigo cuando le dijera que un estrambótico chico de ojos azules nos había pedido "una cita por partida doble" por decirlo así.


                                                     Harry Edward Styles, 17.
                                                                876426834

Eso fue todo lo que pude leer en aquella pequeña tarjeta blanca de cartón.


Continuará.

22 de diciembre de 2011

Capítulo 4.

                                      Un encanto peculiar.

La infancia no va de una edad concreta a otra.
El niño crece y abandona sus infantilismos.
La infancia es aquel reino en donde nadie muere.


Sarah.
Emma por fin se despertó, ¡menos mal! Estaba desesperada por que me maquillara, necesitaba que me quitara esas asquerosas ojeras.


Mientras Emma me maquillaba le daba vueltas a un montón de asuntos, como que me podía encontrar a algún ídolo en la vuelta de la esquina.
Me habían dicho que Linkin Park actuaba este verano en Inglaterra, aparte de Maroon 5 y Gym Class Heroes, si los veía en la calle, me daba algo. ¡Amo esos grupos! La monda sería ver a The Wanted, es mi grupo favorito hasta ahora, son increíbles, me casaría con todos y cada uno de ellos, son irresistibles. Tengo hasta la funda de mi BlackBerry Curve 8520 con una foto de ellos y estoy orgullosa.




Emma por fin terminó de maquillarme y de pintarme las uñas, se me había apetecido que me las pintara, me encanta pintarme las uñas. Como eran de secado rápido, se secaron en 5 minutos y me dio tiempo de hacerle un peinado muy bonito a Emma. Ella quería que se lo alisara, pero yo le hice unas suaves ondas con la plancha y se le quedó un peinado adorable.
A continuación nos vestimos y almorzamos una pizza de jamón, queso y champiñones, nos aseamos echándonos desodorante y colonia y más tarde fuimos a despedirnos de nuestras mejores amigas del instituto llamadas Valentina y Nicole a las que echaríamos de menos.
Después de pasar una pequeña parte de la tarde con nuestros amores, nos fuimos al aeropuerto, ya eran las 15:00 y el avión con destino Tenerife-Gran Canaria abarcaría a las 16:00.
Mis padres no dijeron nada de nada en el coche, Emma y yo tampoco. Teníamos miedo de que dieran media vuelta y llenos de desamparo nos dijeran que no querían separarnos de nosotras, que escogiéramos alguna prestigiosa universidad en España, no tan lejos. Al final no pasó nada, aparcamos el coche en el parkin gratuito que se encontraba cerca del aeropuerto y entramos, facturamos las maletas y nos despedimos de  nuestros padres, ya que los padres de Emma y su hermano pequeño Carlos habían ido a la misma hora que nosotros al aeropuerto para también despedirse de mi. Entre abrazos, llantos y penumbra nos subimos al avión.
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Emma.
Entré al avión viva de milagro ya que me tropecé en la rampa de las escaleras y me caí encima de Sarah al "intentar sentarme".
El viaje no resultó pesado por que llevaba mi libro favorito a mano, se titula "Desde mi cielo" y lo releí para entretenerme mientras Sarah escuchaba música en su iPod Touch. La tenía a tope, la pude identificar, era "What makes you beautiful" de One Direction, desde que los escuchamos en MTV nos encantó ese grupo.
Aterrizamos y cogimos el otro avión con destino Londres. Este viaje si que se me hizo largo, pero lo compensé cogiendo el iPod de Sarah para escuchar música, ella se había quedado dormida aunque yo había intentado dormirme junto a ella, pero no lo conseguía.
Encendí su iPod cuando el avión terminó de elevarse para que las azafatas no me echaran la bronca y empecé a escuchar "Everything I ask for" de The Maine y poco a poco, me quedé dormida.

*Sueño*
-Desconocido: Estoy cansado de esto, nunca creí que podía odiar algo de ti, pero es así. Nunca creí que podía sentir desprecio por algo que estuviera en tu interior. ¿Sabes qué es? Tus inseguridades tienes que aprender a quererte, a dejarlas a un lado y vivir tu sueño.
-Yo: Ya lo hago.
-Desconocido. Sí pero, ¿junto a mi? Tienes que disfrutar, yo solo quiero e intento lo mejor para ti. Quiero que veas que eres perfecta. ¿Te he dicho que adoro tus ojos azules?
-Yo: Creo que te equivocas, me mientes cada vez que abres la boca, el único perfecto aquí eres tu, ¿te queda claro?
-Desconocido: No entiendo como una persona tan maravillosa como tú puedes tener tanto miedo a ser rechazada.
-Yo: Ahora no, por que tú me has enseñado, me has dado ganas de vivir y me has enseñado que cada segundo hay que ser feliz, tengo que hacerlo por ti, por todo lo que pasaste años atrás...
-Desconocido: ¿Me amas?
Me cogió de la cintura y me miro atentamente con esos preciosos ojos marrones. Sentí una necesitada enorme de abalanzarme sobre él, era tan perfecto.
-Yo: Claro que te...
-Desconocido: No digas más. .dijo colocando su dedo índice en mi boca.
Más tarde colocó sus carnosos labios sobre los míos y  le besé como nunca había besado a nadie en mi vida. Me sentía tan bien. Era una delicia, no quería separarme de él, me alegra haberle conocido, ahora mismo soy feliz, y de verdad. 
*Fin del sueño.*

Continuará.